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Aromavive

Salvia Blanca

Salvia Blanca

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La Salvia Blanca, también conocida como Salvia apiana, es una planta sagrada utilizada ancestralmente por las culturas indígenas de América del Norte, especialmente por los nativos americanos. Esta planta aromática se ha empleado en ceremonias espirituales y rituales de purificación durante siglos. 

Históricamente, la salvia blanca ha sido quemada en forma de sahumerio, en lo que se conoce como "smudging" (ahumado), un proceso en el que se encienden sus hojas secas y se utilizan para limpiar energías negativas, purificar el ambiente y las personas, así como para atraer la claridad mental y la armonía espiritual.

La práctica del "smudging" con salvia blanca continúa siendo relevante en la actualidad, no solo en comunidades nativas, sino también en prácticas de bienestar y espiritualidad en todo el mundo. Sus propiedades aromáticas y su asociación con la limpieza energética han hecho que la salvia blanca sea valorada como una herramienta para la relajación, la meditación y la conexión espiritual. 

Aroma: distintivo y potente; Sus hojas desprenden un perfume terroso, ligeramente dulce y herbáceo. Cuando se quema como sahumerio, libera un humo aromático que tiene notas terrosas, frescas y a veces se describe como una fragancia calmante y reconfortante. Muchas personas encuentran su aroma reconfortante y asociado con la limpieza y la purificación.

Ideas de uso:

  • Toma un extremo del manojo y enciende las hojas con un encendedor o una cerilla. Déjalo arder durante unos segundos hasta que se forme una llama pequeña. Sopla suavemente la llama para apagarla. Deja que las hojas sigan quemándose para que emitan humo. Utiliza el humo de la salvia blanca para purificar el espacio o la persona. Puedes mover el manojo suavemente en círculos o agitarlo para esparcir el humo. Una vez hayas terminado, asegúrate de extinguir completamente las brasas. Puedes aplastar suavemente las hojas contra un recipiente resistente al calor o dejar que se apague naturalmente en un recipiente seguro.

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